Viernes, que es cuando ocurre la siguiente historia.
Nos vamos de excursión a Extrema, un pequeño pueblo en el estado de
Minas Gerais, pegadito a la frontera con el estado de Sao Paulo. Ahí
pretendemos descansar y olvidar un poco el barullo de la civilización gris a
base de hormigón de la ciudad. Queremos aprovechar bien el viernes que es
festivo en la ciudad de Sao Paulo ya que se celebra el 459 aniversario de su
fundación.
Nos ponemos en camino bastante temprano para no pillar atascos y lo
logramos, abandonamos la ciudad fácilmente y sin dolor, un poco de tránsito en
las cuestas pero nada grave. De tan felices que estamos hacemos un alto para
echar gasolina y comer pan de queso.
Mirante de Minas |
En la posada pedimos consejo para ir a comer y nos recomienda el rincón de Mendez (o Nunhez, ya no me acuerdo) nos dice que es un lugar espectacular, con cascada, lago, vistas y otras atracciones. Ah, y que se come muy bien. Nos da unas instrucciones un tanto imprecisas para llegar pero nos indican que los vecinos que tenemos en la posada saben llegar y que van para allí así que les seguimos.
Vistas desde la posada |
Pajarillos de cable |
Unos kilómetros más adelante preguntamos a un señor que descansaba en el camino y nos miró extrañado cuando le dijimos lo que buscábamos. Al describirle un poco el lugar conforme nos lo habían descrito a nosotros parece que supo dónde era y conseguimos llegar. Afortunadamente estaba en la siguiente curva y cuesta.
El acceso al sito era de lo más curioso, con unas columnas “aztecas” esculpidas sobre hormigón. El sitio en sí parecía un remix de gustos estéticos, había dos buggies con curiosos carteles, rosetones a los lados del edificio, un charco artificial… pero estaba cerrado. Además de verlo cerrado físicamente, un señor que por ahí estaba trabajando y que tenía solo dos dientes en la boca nos lo confirmó amablemente.
Casi me alegré de que estuviera cerrado porque a simple vista no parecía muy interesante, igual por dentro era un derroche del buen gusto estético y de la alimento sano y saludable. Nos quedaremos con la duda.
Con el estómago vacío nos dirigimos hacia atrás sobre nuestros pasos,
siguiendo otra vez al otro coche pero esta vez ya hasta un punto en el que nos cansamos
porque ellos no sabían dónde iban y, por lo tanto, nosotros tampoco.
Al final dejamos las pistas y pillamos una carretera con asfalto y
algo más principal donde vimos un acceso a una cachaçería donde tal vez nos
dieran pitanza pero no. Nos informaban que solo daban picoteo pero nos recomendó
un lugar que estaba a 8km, ah no, a 8.5km exactamente. Era Extrema Sabor.
De vuelta a la carretera andamos un par de kilómetros después vemos un
cartel que indica Extrema Sabor a 8,5km!! Y justo, 8km después hay un cartel que
indica que en el punto kilométrico 8.5 está el restaurante.
Llegamos, entramos y nos atiende el dueño, muy majete y simpático que
nos hace sentir como en casa. Es buffet libre de comida minera, maravillosa y
barata. Acompañado de música bien alta (que luego tuvo la gentileza de bajar)
de un montón de estilos musicales, desde canción melosona hasta metal trash. En
la variedad está el gusto por lo visto. Lo mejor, la cuenta, por 130 reales nos
ponemos las botas 4 personas con comercio y bebercio. A parte del buffet libre
habíamos pedido también extras, como una chistorra minera para relamerse los
dedos.
Casi rodando por el suelo como bolas fuimos al coche para llevarnos de
vuelta a la posada, que era de noche y llovía.
Llegamos, sí, pero después de equivocarnos de camino justo al final y
seguimos con el coche, intentando subir por una resbaladiza pista de barro,
empinadísima, con tracción delantera y con el coche lleno. A base de insistir,
el chofer casi desgastó el barro y el coche no subía. Al final accedió a que
los que íbamos atrás nos sacrificáramos por la manada y diéramos la oportunidad
al coche para que subiera. Tras infructuosos intentos, cogiendo carrerilla
incluida, el experimentado conductor, que una vez se dedicó a los rallyes,
consiguió subir la rampa. Nos esperó arriba y cuando llegamos y avanzamos un
rato nos dimos cuenta que habíamos hecho el canelo porque por ahí no se iba a
la posada.
q buena la comida minera! Y q hortera la decoracion historica mezclando todo tipo de epoca y geografia! Minas es un estado q nos esta encantando! Ahora falta el dia del rafting, pancillenos en el Almacen Bertolotti y los modelitos de boda! A por ello!
ResponderEliminarEstamos esperando las fotos del rafting. A ver si nos las mandan o habrá que criticarles en el blog.
ResponderEliminarSe lo he pedido por Feisbuk. Prueba a llamarles!! La audiencia quiere ese articulo!
ResponderEliminarPreciosa descripción! jurjur
ResponderEliminarGracias.
ResponderEliminar