viernes, 25 de enero de 2013

Extrema (I)


Viernes, que es cuando ocurre la siguiente historia.

Nos vamos de excursión a Extrema, un pequeño pueblo en el estado de Minas Gerais, pegadito a la frontera con el estado de Sao Paulo. Ahí pretendemos descansar y olvidar un poco el barullo de la civilización gris a base de hormigón de la ciudad. Queremos aprovechar bien el viernes que es festivo en la ciudad de Sao Paulo ya que se celebra el 459 aniversario de su fundación.

Nos ponemos en camino bastante temprano para no pillar atascos y lo logramos, abandonamos la ciudad fácilmente y sin dolor, un poco de tránsito en las cuestas pero nada grave. De tan felices que estamos hacemos un alto para echar gasolina y comer pan de queso.

Mirante de Minas
Llegamos a la posada Mirante de Minas sin mayores problemas, nos habían dado bien las indicaciones sin las cuales no llega ni el apuntador. Está en una montañita y tiene buenas vistas pero para llegar hay que recorrer varios kilómetros por pistas de tierra sin asfalto. Menos mal que llevamos un coche de altura… aunque también nos faltará potencia y agarre más adelante.





En la posada pedimos consejo para ir a comer y nos recomienda el rincón de Mendez (o Nunhez, ya no me acuerdo) nos dice que es un lugar espectacular, con cascada, lago, vistas y otras atracciones. Ah, y que se come muy bien. Nos da unas instrucciones un tanto imprecisas para llegar pero nos indican que los vecinos que tenemos en la posada saben llegar y que van para allí así que les seguimos.




Vistas desde la posada
Pajarillos de cable
Seguimos a los vecinos durante cerca de 40 minutos por pistas de tierra, pasando cruces, subiendo y bajando. Se veía que no sabían casi cómo ir así que de vez en cuando, cuando se veía a alguien por esas pistas, paraban a preguntar. Por ejemplo a una familia que comía feliz. Les preguntaron los vecinos del coche de delante y siguieron para adelante. Les preguntamos también nosotros. No sabían nada del lugar al que queríamos llegar. Continuamos siguiendo a los vecinos. Total, lo peor que podía pasar es que nos tuviéramos que dar la vuelta.

Unos kilómetros más adelante preguntamos a un señor que descansaba en el camino y nos miró extrañado cuando le dijimos lo que buscábamos. Al describirle un poco el lugar conforme nos lo habían descrito a nosotros parece que supo dónde era y conseguimos llegar. Afortunadamente estaba en la siguiente curva y cuesta.

El acceso al sito era de lo más curioso, con unas columnas “aztecas” esculpidas sobre hormigón. El sitio en sí parecía un remix de gustos estéticos, había dos buggies con curiosos carteles, rosetones a los lados del edificio, un charco artificial… pero estaba cerrado. Además de verlo cerrado físicamente, un señor que por ahí estaba trabajando y que tenía solo dos dientes en la boca nos lo confirmó amablemente.

Casi me alegré de que estuviera cerrado porque a simple vista no parecía muy interesante, igual por dentro era un derroche del buen gusto estético y de la alimento sano y saludable. Nos quedaremos con la duda.

Detalle del lugar de Mendez
Arte "Azteca"






Carreteras de tierra
El Lugar de Mendez o Nunhez
















Con el estómago vacío nos dirigimos hacia atrás sobre nuestros pasos, siguiendo otra vez al otro coche pero esta vez ya hasta un punto en el que nos cansamos porque ellos no sabían dónde iban y, por lo tanto, nosotros tampoco.

Al final dejamos las pistas y pillamos una carretera con asfalto y algo más principal donde vimos un acceso a una cachaçería donde tal vez nos dieran pitanza pero no. Nos informaban que solo daban picoteo pero nos recomendó un lugar que estaba a 8km, ah no, a 8.5km exactamente. Era Extrema Sabor.


De vuelta a la carretera andamos un par de kilómetros después vemos un cartel que indica Extrema Sabor a 8,5km!! Y justo, 8km después hay un cartel que indica que en el punto kilométrico 8.5 está el restaurante.
Llegamos, entramos y nos atiende el dueño, muy majete y simpático que nos hace sentir como en casa. Es buffet libre de comida minera, maravillosa y barata. Acompañado de música bien alta (que luego tuvo la gentileza de bajar) de un montón de estilos musicales, desde canción melosona hasta metal trash. En la variedad está el gusto por lo visto. Lo mejor, la cuenta, por 130 reales nos ponemos las botas 4 personas con comercio y bebercio. A parte del buffet libre habíamos pedido también extras, como una chistorra minera para relamerse los dedos.



Pancillenos como gorrinos después de un banquete nupcial nos fuimos a la cachaçería que habíamos visitado antes para degustar unas caipirinhas. Una presentación y un aspecto envidiable. Un poco cargadas pero así nos duraron más. Nos pusimos tibios también a bolitas de bacalao, queso y salchicha para cerrar la jornada y, mientras procedíamos, la moza nos hizo una degustación de productos que ellos elaboraban y que nos ofreció para que compráramos. Y compramos. Mientras en la calle llovía y llovía lo que no está escrito.
La chica de la cachacería nos pidió permiso para fotografiarnos y ponernos en el facebú y concedimos. Luego vimos que estaba muy sorprendida de que nos pidiéramos unas caipirinha por cabeza y que nos comiéramos el bacalao y lo demás. Si es que somos de buen comer y mejor beber y allá donde vamos, asombramos.

Casi rodando por el suelo como bolas fuimos al coche para llevarnos de vuelta a la posada, que era de noche y llovía.

Llegamos, sí, pero después de equivocarnos de camino justo al final y seguimos con el coche, intentando subir por una resbaladiza pista de barro, empinadísima, con tracción delantera y con el coche lleno. A base de insistir, el chofer casi desgastó el barro y el coche no subía. Al final accedió a que los que íbamos atrás nos sacrificáramos por la manada y diéramos la oportunidad al coche para que subiera. Tras infructuosos intentos, cogiendo carrerilla incluida, el experimentado conductor, que una vez se dedicó a los rallyes, consiguió subir la rampa. Nos esperó arriba y cuando llegamos y avanzamos un rato nos dimos cuenta que habíamos hecho el canelo porque por ahí no se iba a la posada.

Pero estuvo bien. Llegamos a la posada cansados, mojados, sucios y sudorosos, pero llegamos. Allí nos esperaban preocupados porque no llegábamos… y encima vieron pasar de largo un coche. El nuestro.

La rampa de barro que nos hizo sudar
Estrellas del Facebú

5 comentarios:

  1. q buena la comida minera! Y q hortera la decoracion historica mezclando todo tipo de epoca y geografia! Minas es un estado q nos esta encantando! Ahora falta el dia del rafting, pancillenos en el Almacen Bertolotti y los modelitos de boda! A por ello!

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  2. Estamos esperando las fotos del rafting. A ver si nos las mandan o habrá que criticarles en el blog.

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  3. Se lo he pedido por Feisbuk. Prueba a llamarles!! La audiencia quiere ese articulo!

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