Un lector anónimo que es mi tocayo, que quiere permanecer en el economato (guiño a Gomaespuma), comenta que parece que aquí sólo estamos de excursión en excursión.
Aparentemente eso es lo que tenemos pero que sepáis que hay algo más por detrás que no se cuenta. A saber. Normalmente, entre semana tenemos que trabajar para ganar el salario que nos permita hacer excursiones. La vida laboral es tan rutinaria que no merece una entrada en el blog pero un par de detalles se pueden dar: Madrugamos, trabajamos y volvemos a casa.
La vida empieza a cambiar los viernes o vísperas de feriado. Nos vestimos de forma informal y procuramos salir pronto de trabajar para comenzar el fin de semana lo más pronto posible. Desgraciadamente, las jornadas reducidas de los viernes europeos aquí no están institucionalizadas y se trabaja como un día más.
Otra de las desventaja de los días laborables es que por la mañana calculas muy bien cuando llegar al curro pero por la tarde, en hacer 5 kilómetros podemos estar más de una hora. Hemos llegado hasta dos horas. Solución, ajo y agua y otras veces volver andando que se tarda menos.
Viendo esto es fácil entender porque contamos solo las excursiones aunque no estoy contando todas. Al final me quedo en las más relevantes... una de las cuales comenzaremos mañana y concluiremos la serie de ciudades históricas de Minas Gerais. Ya vimos Tirandentes, Ouro Preto y ciudades cercanas. Mañana veremos Diamantina. Y la cosa promete. Descanso, grandes desayunos y procesiones. Conoceremos cómo se cuece aquí la Semana Santa.
¡Nos vemos!
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