Salimos de Sao Paulo y pillamos un vuelo a Porto Alegre. Allí llegamos y había un ambientazo impresionante, muchísima gente dandonos la bienvenida, tocando los cláxones de los coches. Además, coincidimos con el aterrizaje de Diego Forlán a Porto Alegre que lo acababa de fichar.
En el aeropuerto pillamos un coche, un volswagen Gol de motor diminuto y consumo comedido para que nos llevara por las carreteras de Rio Grande do Sul hasta Canela. La velocidad máxima es de 80 Km/h y pillamos dos carreteras de pago (2,5 reales la primera y 7,5 la segunda) aunque no eran ni de doble carril y había cambios de sentido cruzando la calzada cada poco tiempo. Hay que conducir con mil ojos por aquí.
Se acerca el invierno |
Fantasmagórica catedral |
Luego fuimos a cenar y dando un paseo nos decidimos por un italiano que había cerca de la posada. Se les había estropeado la cocina así que solo servían pizzas, sopas y ensaladas. Bueno, con la lluvia de fuera no queríamos ir a otro restaurante así que nos acomodamos al menú. Dentro del restaurante la gente iba con los abrigos y guantes. Sí que es cierto que no hay calefacción pero no era para tanto.
Día 2. En Canela visita al Parque da Ferradura y al Parque do Caracol.
El día siguiente amaneció espectacular. Un sol increíble después del desapacible tiempo del día anterior. Teníamos suerte para nuestra excursión planificada. Después de desayunar como señores a base de fruta, bizcochos, embutidos y café, nos fuimos hacia el parque de la herradura (8 reales per testa). No está lejos de Canela pero hay que hacer un buen tramo por una pista sin asfaltar y el coche se pone perdido de barro.
La herradura |
La herradura, por abajo. |
La subida de vuelta se hace dura pero subimos contentos con los ojos llenos por el paisaje, entre árboles y arbustos. La recompensa es que llegamos arriba a otro mirador y nos encotramos con unos tejones que no tienen nada de tímidos y van a saludar a las visitas.. y de paso a pedirles comida. Como nosotros habíamos recolectado unas naranjitas por el camino, se las ofrecimos a los bichos, que muy amablemente, procedieron a aceptar. Hay que decir que las naranjitas eran más ácidas que los limones y no echamos de menos no comernoslas nosotros.
Un tejón muy digno |
Después de tanto paseo nos ganamos la comida y fuimos a un rodicio gaucho en Canela donde nos pusimos hasta las cejas de carne que no estaba mal y, por lo visto, bastante más barato que en Sao Paulo.
Con la panza a reventar nada mejor que seguir nuestro día excursionista e irnos al parque de del Caracol (12 reales la entrada) donde vimos una cascada ESPECTACULAR. Y, no conformes con verla desde arriba, procedimos a bajar 700 y pico escalones para verla desde más abajo y sentir cómo nos llovía en la cara. Realmente es cansado subir y bajar tantos escalones pero no desmerece para nada el esfuerzo. Además, hay zonas de descanso para ir aclimatándose a la altitud o para descansar si subir se hace duro.
El salto del Caracol |
Antes del salto del Caracol |
De vuelta a la posada a lavarnos y luego a conocer Canela sin niebla ni lluvia. Parece mucho más iluminado en general pero resulta que hay un apagón en una zona y hay una parte importante a oscuras. Todo lo que está detrás de la catedral de piedra (ella incluida) está a oscuras así que hoy nos quedamos con las ganas de verla sin niebla aunque ganamos el ver las estrellas que tampoco es malo. Se ven muchas y muy bien. Nos tomamos un chocalate caliente y a descansar el cuerpo.
De estos hay varios |
La catedral sin luz |
cierto que solo servían sopas, y menuda supuesta sopa Minestrone!!! si era algo así como puré de lentejas y alubia negra con 4 spaghettis sueltos! Pero estaba buena, y caliente, q era lo importante!!
ResponderEliminarEso sí, el rodizio de Canela después de haber estado en Rio Grande, se ha quedado a la altura del betún, más caro y peor! Es lo q tienen los sitios turísticos!