martes, 28 de febrero de 2012

Hoy vamos a comprar una tarjeta SIM para el móvil.

Ante todo, las tarifas de las llamadas de móvil aquí en Brasil son carísimas. Las mejores ofertas dan la risa de lo que cuesta un minuto. Antes de decidir qué tarjeta comprar estuve haciendo un análisis de la opciones que ofrece el mercado Brasileño. Yo el móvil lo quiero principalmente para recibir llamadas y para conectarme a internet, esas eran las premisas así que busqué el operador más económico en ese aspecto (sobre todo el de internet). Comparé los precios de las compañías que operan por aquí: TIM, Oi, VIVO, Claro y alguna otra que no recuerdo. La que mejor tarifa tiene para internet es Claro y en prepago. Al cambio incluso es más barata que la que tenía en España con Simyo. Por 11,9 reales tengo 300 MB al mes a alta velocidad y luego, si consumo más, bajan la velocidad.

Curiosamente, en Claro la tarifa más económica es en prepago, se ve que no se fían mucho de los post-pagos, jeje. De todas formas, no puedo hacerme de contrato porque no tengo CPF todavía. Mi única opción es el prepago.

Decidido entonces por Claro, nos dirigimos a una tienda de Claro. Lo normal.

En la puerta hay un recepcionista que te pregunta que quieres y te da un número en un papel, como en la cola de la carnicería, pero en vez de cogerlo tu, te lo dan en mano que es más seguro y da un puesto de trabajo extra.

Entramos y nos sentamos a esperar, tenemos 5 números por delante, hay 18 mesas de atención y solo ocupadas 5 el resto vacías. Esperamos... esperamos... se va uno que se cansó de esperar, tenemos 4 por delante... se llenan 4 puestos más, somos los siguiente. Menos mal.
¡Cambio de turno en Claro!
Son las 13:20 y entra una cantidad increíble de gente, ¡¡cambio de turno!! Se apelotonan todos detrás del mostrador a no se qué, la verdad. Ahí están un rato y por fin nos toca.

Me atiende un mozo muy amable al que le digo que quiero un chip pre pero que no tengo CPF y que la ley me permite comprarlo y registrarlo con el pasaporte. Me mira con cara de pez y me dice que le de un segundo que tiene un duda que va a consultar con su superior. Vuelve y me dice que ellos no pueden hacerlo, que puedo comprar la tarjeta yo mismo en el Carrefour y registrarla sin CPF.

Así que al Carrefour.

Busco la sección de móviles y me atiende una moza muy amable que me explica que la tarjeta son 10 reales pero que tengo que ir a pagarla primero a otro sitio. Voy al otro sitio y hay dos señores mayores hablando y probando un teléfono Nokia bastante clásico y normalito. Ahí están muy a gusto y yo detrás 10 minutos hasta que llega la cajera que había ido a por cambio para dar las vueltas a los idosos (señores de edad, en portugués).
Bueno, ya. Le pido que me cobre un chip.
-10 reais, por favor.
Le doy un billete de 50 y resulta que no tiene cambio. Acaba de volver de conseguir cambio y ya no le queda. Se ve que van a por el cambio justo. Me mira como con desesperación ¡¿otro paseo?! Le digo que no tengo más pequeño.
Afortunadamente había una señora detrás que me cambió el billete de 50 por 5 de diez y así no hice a la muchacha recorrer el Carrefour en busca de cambio de 50.
Me da un resguardo y vuelvo donde antes donde me lo cambian por un chip de Claro.
También me dice que el chip todavía no tiene número, que hay que meterlo en el móvil y se activa y me confirma qué número es.

En casa lo meto en el móvil y, efectivamente, me da un número para la región que quiero. Para Sao Paulo.
Al darme el movil me pide que lo registre así que lo intento... y me acaba pidiendo siempre el CPF de los demonios. Intento hablar con una operadora y no hay forma humana de que se ponga ninguna. Estarán buscando cambio. ¡Desisto! Espero que no me desactiven por no registrarlo. Y por ahora no lo han hecho.

Siguiente paso, hacer una recarga de saldo para poder contratar el paquete de internet. Claro, necesito una tarjeta de crédito o una cuenta en un banco y ¡un CPF!
Rediós, ¿a que me quedo sin opciones?
Menos mal que no lo doy por perdido, meto todos los datos de la tarjeta de crédito, cantidad a recargar y me invento un CPF... ¡y funciona!

Tengo un móvil prepago, sin CPF, sin registrar y recargado. Soy el amo de la barraca. Y con internet a un precio menor que en España. De las pocas cosas más baratas que he logrado comprar.






domingo, 26 de febrero de 2012

Como el sábado no recorrimos el parque Villa Lobos entero, el domingo repetimos y ya lo visitamos con más cariño. La ida y la vuelta la hicimos en autobus, por fin conseguimos pillar un autobús bueno a la primera.
Camino al parque vimos muchos ciclistas y es que resulta que los domingos habilitan una pista para ciclistas cerca del parque. Lo que hacen es dejar uno de los carriles de la carretera en cada dirección para el uso indiscriminado de los ciclistas. Y válgame el cielo, payo, que había cientos de ciclistas en lo que parecía una manifestación. Obviamente no iban muy rápido porque era físicamente imposible adelantar. Yo es algo que no entiendo, los deportes de masas porque llega un momento en que no es deporte ni es nada. Bueno, sí. Se iban cociendo lentamente al sol de justicia que pegaba. Pero cada cual que disfrute la bici como quiera, yo soy más de espacios abiertos pero reconozco que aquí en SP está pelín complicado.

El parque también estaba llenísimo de gente, sobre todo en la zona de sombras que es donde mejor se estaba. Es un parque inmenso pero le falta (o no vimos) un estanque con patos, se ve que se llevaron todos a Ibirapuera.

Muestra de arañas asesinas al acecho del turista
Dentro del parque habia un camino que te llevaba entre árboles para que fueras viendo las especies que hay por ahí pero lo que más nos llamó la atención fue la colonia de arañas del tamaño de una mano que había entre los árboles. Daban mucho yuyu, como les de por ampliar fronteras se meriendan a la manifestación de ciclistas y todavía se quedan con hambre.




El amigo Héctor.
En el parque también había algo cultural, la estatua del figura que da nombre al parque, que era un compositor y una muestra de arte urbano a base de desechos callejeros; Un bonito laberinto.

Dejamos el parque, nos vamos a comer y a la tarde nos fuimos a un concierto de bossa nova-jazz por parte de Zimbo Trio. Concierto espectacular con músicos espectaculares. Zimbo Trio creo que lleva dando guerra desde el 63 y ahí siguen. Bueno, sigue el del piano el resto los han ido reciclando aunque el baterista original también estuvo y tocó en el concierto. Se habian traído a un invitado que tocaba el saxo y el clarinete.
El concierto, como he dicho, estaba muy bien, todos los músicos eran unos pedazo de artistas pero el que más me dejó con la boca abierta era el baterista que le daba a los palos de una forma increíble, con un gusto y unos sonidos que parecía mentira que los pudiera sacar de la batería.
El concierto lo vimos en un CESC que es como un lugar cultural multiusos. Debe de haber varios por SP y lo bueno que tienen es que los precios son de lo más competitivos, nos costó 24 reales la entrada, muy barato para lo que son los precios en estas tierras. Además, la cafetería era también de precios populares con el café espresso a ¡1,5 reales! Lo nunca visto, oiga, al cambio más barato que en España.


Nailor Proveta a los vientos.
El pianista y compositor de Zimbo Trio, Amilton Godoy.
Mario Andreotti toca el bajo como los angelotes.
El percusionista actual es Percio Sapia, alumno de Barsoti.
Vino el percusionista original: Rubinho Barsotti

sábado, 25 de febrero de 2012


Las campas de Parque do Povo. Faltan la ovejas.
Pegadito a edificios megamodernos de Vila Olimpia.
















Hoy toca otra de parques ya que, caminando a lo tonto, nos hemos encontrado con uno que está al principio de la calle Tapabua. Es el Parque do Povo y, aunque no es muy grande sí que tiene unas grandes campas para tostarse al sol y, lo que más me llama la atención es que tiene edificios muy alto cerca que hacen que parezca más impresionante al ver una gran explanada verde y de fondo unas moles de hormigón y cristal. Es un gran contraste.
El parque tiene campos de futbito y basket y una pista para correr pero no es un parque ideal para esto último porque tiene poca vegetación y como de el sol te cueces tranquilamente en la primera vuelta que das. Como nos pasó a nosotros, que hacía un calor justiciero y decidimos salir de ahí pronto.

La casa de un hobitt de Vila Lobos. Visitable.
La Traviata en Vila Lobos
Por la tarde visitamos otro parque, esta vez el de Vila Lobos. Este sí que es grande aunque no lo hemos recorrido entero, más bien ni una mínima parte. Fuimos porque había un concierto de ópera gratuito (La Traviatta) y queríamos escucharla a ver qué tal. No estuvo mal, aunque durante el transcurso de las tonadillas jarreó un buen rato y nos cobijamos debajo de un toldo hasta que paró.

Otro día volveremos al parque  a conocerlo a fondo porque este sí que merece la pena, mucha vegetación, muy grande, diferentes zonas. Lo malo es que no llegamos andando a él desde donde viviremos, nos pilla un poco a desmano.

Música en directo en el Bar Aurora.
Para acabar la jornada nos fuimos a un bar típico de aquí, inmenso y con música en vivo. Un cuarteto que tocaba muy bien, destacando al bajista que además de tocar excelentemente, se movía al son y daba bandazos. Tales bandazos daba que después de uno particularmente exagerado se calló al suelo pero no le pasó nada, se levantó como si formara parte del show.
Y para llenar el buche, una chuleta machacada.

Tras la música fuimos a comer la mejor hamburguesa del mundo, o mejor, una de las 5 mejores del mundo... y, sí que lo era, qué carne tan suculenta. Era como comer una buena chuleta en formato hamburguesa. Uhmmmm.




jueves, 23 de febrero de 2012

Amanecer desde el balcón.
Parece que vamos a tener que esperar unos días más para que nos den el piso. Afortunadamente el propietario lo quiere alquilar y solo falta la firma del apoderado de la empresa que nos ha traído aquí.
Tengo ya unas ganas locas de tener un lugar fijo donde dejar tiradas mis cosas. Eso de tener que recogerlas todos los días para que cuando hagan la habitación no vuelen es un incordio, tanto que tenemos todavía muchas cosas sin sacarlas de las cajas.


A parte de esto, me apetece un montón hacerme la comida y comer en casa, tanto tiempo tirando de restaurante es bastante pesado. El apartamento que tenemos, aunque tiene cocina, solo tiene un microondas, una nevera y una cafetera como representantes de electrodomésticos y eso no es suficiente para sobrevivir. Alguna vez sí que podemos comer una ensalada pero el no poder hacer una tortilla de patatas... uhmmmm. Seguro que cae alguna en cuanto tengamos cocina. Solo falta comprar los ingredientes baratos: huevo, cebolla, patata... porque el aceite me lo he traído de España. Aquí el aceite cuesta 4 veces más que allí y eso duele bastante el bolsillo. Eso sí, hay otros varios tipos de aceite que habrá que ir probando para ver cual es el mejor para cada plato.
La cocina y el despacho, con las cajas al fondo.

lunes, 20 de febrero de 2012

La puerta por la que entramos al mercado.
El mercado municipal de Sao Paulo es, como su nombre indica perfectamente, un mercado. En él abundan los puestos de fruta, de carnes, de quesos, de bacalao y locales para tomarse un zumo de frutas o un bocata de mortadela.

Esta mañana hemos cogido un taxi para que nos acerque a este entrañable local. Al entrar, lo primero que llama la atención es el tamaño que tiene, es altísimo, con vidrieras de colores incluso, y también es muy ancho aunque hay tantos puestos y tan apretados como están, que da un poco sensación de descontrol. Enseguida se hace uno a pasearse entre puestos, a aspirar los aromas de la fruta. Sí, aquí la fruta huele mucho y bien. Es increíble la mezcla de olores que hay en el mercado. Se huelen los cítricos sobre todo pero como hay tantas frutas por descubrir de las que no había oído ni visto nada en mi vida, no puedo comentar mucho. Eso sí, me tengo que dar un cursillo y una cata extensiva porque hay algunas que tienen pinta de apetitosas y otras algo menos.

No solo se huele la fruta, la carne también atrae a su clientela. Hay carnicerías en cantidades industriales. Hay que tener en cuenta que la carne aquí casi es el alimento básico. Hay muy buena carne y más barata que en España. Además, tienen más cultura carnivora que nosotros y tienen nombres para más partes del animal que las normales que todo el mundo puede conocer.

Los quesos también son muy apreciados, los hay grandes y pequeños, duros, curados y blandos recién hechos. También requiere una gran dosis de paciencia y tiempo el ir descubriéndolos todos poco a poco.

El bacalao, junto con el salmón, es de los pocos pescados universales aquí en Sao Paulo. Se vende mucho salado aunque imagino que también lo encontraremos fresco si buscamos bien. La  verdad es que el pescado en estas tierras no se lleva mucho, se ve que no come pasto ni muge así que no interesa.

Una calle del mercado

Vista aérea de una lonja para tomar zumacos.

Otra vista aérea más.

¡Elige la fruta que más te guste y te la dan a probar!

Embutidos, encurtidos, frutos secos y aceites.

Las vitrinas de colores, cual catedral gótica.



Mira que simpático señor regordete.

No me mires así que me asustas.

Me tomo un suco de maracujá.

 

Antes de abandonar el mercado, hay que destacar que aquí se comen dos cosas típicamente: Una torta de bacalao y un bocata de mortadela. Todavía no he probado ninguno  de los dos ya que fuimos al mercado después del desayuno y no teníamos apetito, pero acabaré haciéndolo. La torta de bacalao no tiene mala pinta, parece una empanada un poco más crujiente y la gente se la comía con gusto.


El bocata de mortadela es más típico, te meten 250 gramos a presión en el bocata y luego te lo comes. Yo no soy mucho de mortadela, es más, casi que paso de ella pero la gente parece que está más que encantada degustándolo así que le daremos una oportunidad.

Después del mercado nos dimos un paseo por calles alrededor, resulta que está la calle 25 de Marzo muy cerca y esta calle estaba atestada de gente. Es una calle llena de lonjas que venden de casi todo pero a lo bestia. La mayoría son inmensas, muchos artículos de hogar, ropa, artículos para celebrar fiestas. Es como tener locales todo a 100 uno detrás de otro a todo lo largo de la calle (y ojo, que la calle no es cortita).

Edificios de colores, todos los bajos son tiendas.
Ah, aparte de gente, que no había más porque no cabía, había muchísima policía. Lo normal es verlos por parejas pero aquí los había por parejas y por manadas. Y me parece bien, con tanta gente la presencia policial da un toque de seguridad extra aunque también uno de preocupación. ¿De verdad hace falta tanta policía con pistolas? Espero que solo sea para disuadir a los malandros.


domingo, 19 de febrero de 2012

En Embu das Arts.

Esta mañana hemos decidido ir a este pueblo de más de 200.000 habitantes que se encuentra a unos 30 kilómetros al oeste de Sao Paulo. Para llegar la intención ha sido ir en bus, y lo hemos conseguido aunque nos ha costado bastante dar con la parada correcta. Por Sao Paulo circulan cientos de autobuses y hay miles de paradas, además, un autobús puede parar a la derecha o a la izquierda de la carretera ya que tiene puertas de entrada y salida a ambos lados. Todo esto hace que sea bastante complicado localizar la parada que quieres para coger el autobús que deseas. De hecho, a nosotros nos costó dos intentos coger el bus de ida porque veíamos pasar el que queríamos a toda leche y no paraba donde se suponía que debía hacerlo.
Afortunadamente logramos llegar a Embu tras un tortuoso paseo. Las carreteras son muy malas, hay baches, carretera mal asfaltada, grandes badenes... todo esto no hace que el viaje sea especialmente agradable.

Embú es famosa porque tiene un mercadillo inmenso en el que venden artículos de artesanía principalmente, está lleno de gente y parece que los domingos es destino de muchos Paulistas que aprovechan para hacer compras de arte o de otras bagatelas. Los precios que pudimos ver no eran excesivamente caros, acostumbrados a Sao Paulo vimos que comer era bastante más barato, por ejemplo y que también los artículos de artesanía estaban dentro de unos límites más que aceptables.

Entre el mercadillo hay muchos sitios para comer y en varios de ellos hay música de calidad en directo que se puede disfrutar porque suele ser en la calle.

He aquí unas muestras del colorido del mercado:
Doce cascabeles lleva mi caballo por la carretera.
Cuatro reinas de carnaval ordenadas por tamaño.


Stand de artículos usados.

Va a ser por percheros de colores.



Estos mozos estaban tocando Mistreated de Rainbow. Muy bien.

Había una cola inmensa de personas para tomarse un helado de abeja.



Un muestra de artesanía en forma de figuras.
Si tienes un arma, este es tu sitio.
Hay Don Quijotes también en Brasil
Mezcla de religiones.

viernes, 17 de febrero de 2012

Sobre la aduana y demás.

Resulta que las cajas que envié hace bastante tiempo las tengo por fín en mi poder. Han tardado bastante tiempo en llegar a mí pero por fín las tengo así que estoy contento.
¿Qué ha pasado para que hayan tardado tanto? Por lo visto, un cúmulo de despropósitos.

Resulta que la empresa de envío era DHL, hasta mi envío se habían enviado las cosas por Feddex así que mis cajas eran conejillo de indias.
El viaje a Brasil fue rápido, llegaron a Brasil antes que yo, estaban aquí ya el sábado 4 de Febrero pero no nos enteramos hasta bastante más tarde y porque se llamó por teléfono a preguntar. DHL las tenía retenidas y teníamos que pasar a por ellas previo pago de 48 reales. Todavía no tengo ni idea de la razón por la que había que pagar a DHL puesto que venían con los gastos de envío pagados desde España.
El caso es que para recoger el paquete se les preguntó las horas posibles y claro, obviamente debía ser en horario de oficina.
--Oiga, y ¿cuál es el horario de oficina, por favor?
--De 10 a 12 y de 2 a 4, por supuesto.
Y nos quejamos de los horarios de los funcionarios en España...
Vale, ahora a buscar un momento para ir al aeropuerto que está a más de una hora en taxi.
Pero espera, que DHL tiene que traer nosequé papeles. Tardan dos días en decir que los tienen.
Venga, va, primer intento en DHL, se llevan los papeles solicitados pero resulta que falta uno. Maravilloso, no saben decir lo que hay que llevar de una vez. Tienes que perder tiempo y dinero en viajes porque así parece más emocionante.
Segundo intento en DHL con el maldito papel, son las 15:30, DHL atiende y más o menos, tras las luchas de rigor para que no sea excesivamente sencillo todo, se libera el paquete en DHL y pasa a aduanas.
Oh, sorpresa que aduanas solo atiende hasta las 3 así que nada, habrá que volver otro día. Esta vez, por lo menos, parece que sabemos todos los papeles que hay que llevar.
Tercer intento, por fin llegamos el viernes, operación salida de Carnavales en Sao Paulo, abandonamos la ciudad rumbo al aeropuerto junto con otros 1,8 millones de coches así que el atasco es de los de impresionar. Afortunadamente llegamos a tiempo y tenemos todos los papeles.... ¿todos? ¡No! faltaba hacer una fotocopia. Raro era que todo fuera del tirón. Hacemos la fotocopia de rigor a toda leche en una tienda de las instalaciones. Nos recogen los papeles y nos dicen que esperemos 40 minutos así que nos vamos a comer, volvemos y nos atiende un policía de aduana que nos lleva a ver las cajas, abre una, pregunta si el contenido es nuestro y nos indica que hay que hacer un pago.
Aceptamos barco, todo sea por poder llevarnos las cajas. Nos dan un impreso para ir al banco a pagar. Vamos al banco, hacemos cola, pagamos y volvemos a la ventanilla donde entregamos el comprobante de pago. ¡perfecto! Ya está, nos dicen. Id a esa otra ventanilla con este papel.
Vamos a la otra ventanilla y, adivina adivinanza, nos da otro impreso para que pasemos por otra ventanilla en la que nos dan otro documento con el que hay que ir otra vez al p. banco a pagar el alojamiento de las cajas en la aduana. Se vuelve al banco y, tras hacer la cola de rigor, se hace el pago. Volvemos con el resguardo a la ventanilla. Todo OK. Nos dicen que esperemos... ¡Nos sacan las cajas! y nos largamos con ellas.

Vuelta al apartamento, abrimos las cajas y...

¡Todo bien!

jueves, 16 de febrero de 2012

El tema de hoy, rascacielos. Aunque no me voy a extender mucho, en Sao Paulo hay cientos de rascacielos, los hay por todos lados y de todo tipo, desde viviendas a oficinas pasando por hoteles. Muchos de ellos tienen en la azotea un helipuerto porque los ricos de aquí gustan el desplazamiento en helicóptero porque es más rápido, te ahorras las sempiternas caravanas y además, mola, es super chic, muito legal.

Ayer fuimos paseando a un centro comercial (Olimpia Shopping) que hay cerca de Faria Lima y Villa Olimpia (lo de los centros comerciales da para un monográfico porque son increíbles) y a la vuelta pasamos por zona de oficinas donde están construyendo nuevos rascacielos, os pongo fotos para que os hagáis una idea. Son todos bastante nuevos y, con la luz del atardecer tienen un encanto especial que nunca creí que pudiera haber entre tanto hormigón, asfalto y cristal.

Todo recubierto con cristal negro, con un puente que
une dos edificios y con  un jardín debajo.
El más espectacular del paseo.
Atardece en Sao Paulo


Lo podríamos llevar a Gotham City
si lo hacemos un  pelín más sombrío.
Los aviones pasan rozando los edificios,
o esa es la impresión.


La calle es ancha, luminosa y con mucho tráfico
Este es nuestro edificio del apartamento en
el que estamos alojados temporalmente.

Colores típicos de los edificios.
Y no puede faltar una gasolinera que
abastezca al parque automovilístico

Y por ahora llegamos hasta aquí, el próximo día hablaremos de las desventuras de una expatriada en la aduana. Pero adelanto que el final es bueno.