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La puerta por la que entramos al mercado. |
El
mercado municipal de Sao Paulo es, como su nombre indica perfectamente, un mercado. En él abundan los puestos de fruta, de carnes, de quesos, de bacalao y locales para tomarse un zumo de frutas o un bocata de mortadela.
Esta mañana hemos cogido un taxi para que nos acerque a este entrañable local. Al entrar, lo primero que llama la atención es el tamaño que tiene, es altísimo, con vidrieras de colores incluso, y también es muy ancho aunque hay tantos puestos y tan apretados como están, que da un poco sensación de descontrol. Enseguida se hace uno a pasearse entre puestos, a aspirar los aromas de la fruta. Sí, aquí la fruta huele mucho y bien. Es increíble la mezcla de olores que hay en el mercado. Se huelen los cítricos sobre todo pero como hay tantas frutas por descubrir de las que no había oído ni visto nada en mi vida, no puedo comentar mucho. Eso sí, me tengo que dar un cursillo y una cata extensiva porque hay algunas que tienen pinta de apetitosas y otras algo menos.
No solo se huele la fruta, la carne también atrae a su clientela. Hay carnicerías en cantidades industriales. Hay que tener en cuenta que la carne aquí casi es el alimento básico. Hay muy buena carne y más barata que en España. Además, tienen más cultura carnivora que nosotros y tienen nombres para más partes del animal que las normales que todo el mundo puede conocer.
Los quesos también son muy apreciados, los hay grandes y pequeños, duros, curados y blandos recién hechos. También requiere una gran dosis de paciencia y tiempo el ir descubriéndolos todos poco a poco.
El bacalao, junto con el salmón, es de los pocos pescados universales aquí en Sao Paulo. Se vende mucho salado aunque imagino que también lo encontraremos fresco si buscamos bien. La verdad es que el pescado en estas tierras no se lleva mucho, se ve que no come pasto ni muge así que no interesa.
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Una calle del mercado |
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Vista aérea de una lonja para tomar zumacos. |
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Otra vista aérea más. |
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¡Elige la fruta que más te guste y te la dan a probar! |
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Embutidos, encurtidos, frutos secos y aceites. |
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Las vitrinas de colores, cual catedral gótica. |
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Mira que simpático señor regordete. |
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No me mires así que me asustas. |
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Me tomo un suco de maracujá. |
Antes de abandonar el mercado, hay que destacar que aquí se comen dos cosas típicamente: Una torta de bacalao y un bocata de mortadela. Todavía no he probado ninguno de los dos ya que fuimos al mercado después del desayuno y no teníamos apetito, pero acabaré haciéndolo. La torta de bacalao no tiene mala pinta, parece una empanada un poco más crujiente y la gente se la comía con gusto.
El bocata de mortadela es más típico, te meten 250 gramos a presión en el bocata y luego te lo comes. Yo no soy mucho de mortadela, es más, casi que paso de ella pero la gente parece que está más que encantada degustándolo así que le daremos una oportunidad.
Después del mercado nos dimos un paseo por calles alrededor, resulta que está la calle
25 de Marzo muy cerca y esta calle estaba atestada de gente. Es una calle llena de lonjas que venden de casi todo pero a lo bestia. La mayoría son inmensas, muchos artículos de hogar, ropa, artículos para celebrar fiestas. Es como tener locales todo a 100 uno detrás de otro a todo lo largo de la calle (y ojo, que la calle no es cortita).
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Edificios de colores, todos los bajos son tiendas. |
Ah, aparte de gente, que no había más porque no cabía, había muchísima policía. Lo normal es verlos por parejas pero aquí los había por parejas y por manadas. Y me parece bien, con tanta gente la presencia policial da un toque de seguridad extra aunque también uno de preocupación. ¿De verdad hace falta tanta policía con pistolas? Espero que solo sea para disuadir a los
malandros.
Ese Raul y su moreno de Obrero, je je je.
ResponderEliminarQue envidia das cabroncete.....